El prolongado paro del transporte público de pasajeros en la provincia, dispuesto por el gremio de UTA, ocasiona un fuerte y adverso impacto en la castigada economía del interior de la provincia. Es lo que advirtió el Centro de Defensa Comercial del Sur (CDCS), preocupado por la falta de solución al conflicto.
Las terminales de ómnibus casi vacías revelan la magnitud de la protesta. Julio Delgado, titular de la entidad, señaló que la medida de fuerza de los choferes en reclamo de haberes impagos, demanda una urgente definición, al tornarse cada vez más inquietantes las consecuencias que tiene en la economía en general. Observó que la sensible caída del movimiento de consumidores en las ciudades profundizó la crisis que vienen soportando los comercios.
“Este es un problema que debe solucionarse lo antes posible, porque es la gente más humilde la que acusa con más dureza sus secuelas”, sostuvo el dirigente. Se refería a los pobladores de zonas rurales, que “son los que estimulan sobremanera el comercio urbano, y sin el transporte público ven reducidas sus posibilidades de trasladarse a hacer compras”.
En “La Perla del Sur” el drama se vive en las calles con menos presencia de peatones. “Lo más económico para movilizarse es el colectivo. Y sin ese servicio uno tiene que optar por otros transportes que son más caros y precarios. Sólo se piensa en ir a la ciudad en caso de urgencia” explicó doña Dolores Barrionuevo, de Gastona Norte.
También es elevado el porcentaje de empleados que usan el transporte público para ir hasta sus lugares de trabajo. En estos días están obligados a optar por servicios alternativos más onerosos. “La gente asalariada debe optar por transportes habilitados porque de lo contrario no los cubre la aseguradora de riesgo”, advirtió Delgado.
Costos elevados
Utilizar vehículo propio y a nafta encarece el traslado. Desde Concepción a San Miguel de Tucumán el gasto es de $ 1.000.
El turismo también resulta impactado las consecuencias de la protesta. Ana Bordón llegó el domingo a la terminal de Concepción desde Rosario (Santa Fe) con su familia y se dio con el paro de colectivos. Dijo que no quisieron venir en su camioneta para evitar el estrés y reducir gastos. Sin embargo, la protesta comenzó a castigar sus previsiones de ahorro. “Pensábamos movilizarnos todo el tiempo en ómnibus. Ahora tenemos que contratar un taxi. Y los costos son bastante elevados” se lamentó.
Los que están de parabienes son los transportistas rurales que, en estos últimos tres días, trabajaron sin respiro. En algunos casos cobran un 30% más que la tarifa oficial. Un viaje desde Concepción a la capital se llega a pagar hasta $ 150 la ida, mientras que el boleto del colectivo cuesta $ 125. Hasta Monteros se llega a cobrar $ 80, cuando el precio vigente es de $ 50.
“Aquí el transporte ya era un problema desde la semana pasada, cuando las empresas Exprebus y la rural Gutiérrez, dejaron de ingresar a la ciudad por disposición de la Municipalidad. Es un conflicto que no se solucionó y que se agrava”, se quejó Roque Gómez, de Villa La Trinidad. “De esta situación los que salen ganando son los rurales o ‘piratas’ que cobran lo que se les antoja. Y ante la falta de colectivos uno no tiene más remedio que abonar lo que te piden”, añadió Gómez.
“La gente se queja sin razón. Uno la levanta y lleva a veces hasta la puerta de sus casas. Y no tienen que pagar taxis. De modo que lo que cobramos no es caro. Si el combustible, nomás, subió en un año casi un 50%”, respondió un transportista, que solo se identificó como Julio.